Resumen
En este volumen son revisadas las etapas de grabación que vivió Toña interpretando a Agustín Lara pero también a otros compositores como los cubanos José Antonio Méndez (“La gloria eres tú”) e Ignacio Piñeiro (“Mentira Salomé”), el yucateco Manuel Rivas (“Cenizas”), el jalisciense Manuel Álvarez, alias Maciste (“Angelitos negros”), y los puertorriqueños Pedro Flores y Rafael Hernández, sin embargo, como bien apunta Rafa, esto último lo hizo “sin mucho éxito, o cuando menos no éxito duradero, [pues] el público quería seguir oyendo en su voz las canciones de Agustín Lara”. Las etapas de grabación, precisa Figueroa, están marcadas por las compañías disqueras a las que estuvo ligada: en la primera etapa grabó con Peerless, donde Toña “sentó las bases de su popularidad al grabar la base primordial de su repertorio”; la segunda, “más fructífera quizá, musicalmente hablando”, opina Rafa, grabó para la RCA Víctor acompañada por grandes orquestas, al frente de las cuales estaban Chucho Zarzosa, Juan García Esquivel, Luis González y su sobrino Pablo Peregrino, entre otros, y la tercera, ya “de madurez”, en que graba con Orfeón, y donde, acompañada del pianista yucateco Alvarito, se dedica en cuerpo y alma al repertorio de Lara.
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