Resumen
La relación con el territorio, tema indiscutible de las narrativas migratorias y fronterizas, multiplica los puntos de vista y la alternancia en los códigos de expresión; traza el camino por distintas rutas o cruces, y deambula por una miríada de geografías físicas y emocionales. El aspecto clave de la representación espacial en la prosa de escritores que han recreado la frontera México-Estados Unidos durante el presente siglo proviene de la multiplicación de recorridos que tensionan nociones tradicionales como el vínculo entre identidad, lengua y territorio. Las cartografías literarias que dan cuenta de estas subjetividades construyen una imagen fragmentada de un escenario local, reconocible bajo el auspicio de un mapa, contrapuesto a los discursos de poder erigidos dentro de imaginarios nacionales que reafirman la noción de límite. Este tipo de visiones consolida agendas políticas colmándolas con acciones inciertas, por lo que buscan cristalizarse a través de marcas legibles en el espacio fronterizo. En este artículo entendemos la novela de Alejandro Páez Varela como una respuesta a tales acciones. Proponemos que la geografía construida en Oriundo Laredo (2016) y la variación lingüística con la que los personajes expresan su identidad se apoyan en dinámicas transfronterizas que dotan a la ficción de un significado que reúne memorias, caminos y experiencias, pero que, al mismo tiempo, proyecta acciones y actitudes de sujetos que habitan y llevan a cuestas el norte y sur de ambas naciones.
Palabras clave: Territorio, cartografía, frontera, transfronterizo, sociolingüística.
Recepción: 14 de agosto de 2019 Aceptación: 9 de diciembre de 2019
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